Cómo explicarte, compañero.
Cómo contarte que siendo única, me veo distinta en cada vuelta.
Qué la luna gira y gira,
y que a mí no me da tregua.
Que puedo sentirme honrada con tu compañía
pero después necesito volver corriendo a mi cueva.
Cómo explicar ese anhelo de lo enterrado, cómo ofrecerte la belleza que me atraviesa.
Cómo poner palabras a ese olfateo que me obliga a agacharme,
a tocar el suelo frío y posar mi oído en la tierra.
Todo o nada, hay días en que las medias tintas me restan.
Cómo gritar que puedo ser soberana de mi pequeño territorio
y que me perturba hasta tu mirada ajena.
Sentir como siento me pesa,
pero al mismo tiempo es lo que da sentido a mi existencia.
Quiero tocar el cielo, quiero cerrar la puerta,
aullar a solas en el bosque
y nadar libre con las sirenas.
Cómo explicarte.
Que no soy la madre, que no soy la reina.
Qué hay una dimensión más grande
que me ofrece una madrugada lenta,
que necesito correr calle abajo
para encontrar aquello que me espera...
Cómo contarte lo que a mí nunca me contaron,
y que tuve que descubrir
estando muchas noches despierta:
qué es un dolor que duele
y que al mismo tiempo consuela...
Patricia Peláez Lozano.
Colaboradora de Templo Femenino
Arte: Tatyana Nieva