Hace unos dias que Agostina se marchó de la isla junto a Nico, su marido y su hija Libertad para continuar su viaje por el mundo. Su primera parada en el camino fue Mallorca, donde con ilusión los esperábamos Yolanda y yo.
Hace meses que invitamos a Agostina a formar parte de Templo Femenino y aunque nos habíamos visto muchas veces a través de la pantalla del ordenador trabajando durante horas por Skype, no fue hasta que nos abrazamos por primera vez que sentimos nuestros corazones latir con fuerza por la profundidad de nuestro reencuentro. Convivimos durante días todos en familia fortaleciendo el vinculo que ya fue en otro tiempo.
Me gustaría compartirles estas imágenes que muestran el amor y la conexión de nuestras almas. Con este ritual de siembra de nuestro proyecto continua para nosotras un camino donde con mucha ilusión seguimos compartiendo lo que somos a través de Templo Femenino.
Gracias Nico por tu mirada sensible y sutil que capto la esencia y la belleza de este momento. Y Gracias Agostina por poner en palabras la magia de lo que fue. Me siento afortunada de tenerlas en mi vida.
Cuando encuentras una hermana,
llueve certeza,
reconoces en sus pies
los mismos pasos andados y desandados.
Espejos,
música,
tambor
y cantos.
Puedes ver en sus espaldas,
las mismas sombras pidiendo abrazos,
las mismas historias,
con paisajes y nombres cambiados.
Observas en esas manos,
el mismo barro,
y sientes en sus miradas
el fiel reflejo de lo que has dado.
Cuando encuentras una hermana,
te inunda el llanto,
la dicha,
el salto,
la tierra late más fuerte,
la vida grita y sale el sol,
se expande el pecho,
se siente el viento,
y se escucha una canción
que habla del renacer,
de las redes tejidas por abuelas
de los destinos de las almas
de las noches de luna
y de la misma medicina
que nos convierte en una.
Agostina Tonelli