
La Magia de la Muerte
Relatos Personales sobre la Transición de mi Hermano
Relato 3
Experiencia con el Péndulo
Al día siguiente de recibir el mensaje de mi hermano de que usara el péndulo, convoque a mi madre y a mis hermanas para una sesión de péndulo. También invité a mi padre aunque sospechaba que se negaría a participar porque siempre ha sido algo escéptico.
Le expliqué a mi madre y a mis hermanas que había visto la imagen del péndulo la noche anterior y que tenía claro que Jairo quería y estaba de acuerdo que lo utilizáramos. Días antes, mi madre se preguntaba si Jairo estaría de acuerdo que ella fuera al hospital a ver a la chica con la que él estaba la noche del accidente. Mi madre quería saber cuales fueron las últimas palabras de Jairo, si había sufrido etc… Mi madre necesitaba respuestas y el péndulo de alguna forma era la herramienta para ayudarle a contestarlas.
Los que no conocen cómo funciona un péndulo, es una herramienta que se mueve a través del pulso de la persona que la sostiene. Esto implica que el movimiento no es ocasionado deliberadamente de forma consciente, sino al canalizar impulsos que la persona transmite por sus dedos a la cadena de la cual cuelga el péndulo. Con un péndulo puedes hacer preguntas con respuestas afirmativas o negativas, pero antes hay que definir qué movimiento significa “sí” y qué movimiento significa “no”. Mi péndulo es de piedra por lo que es necesario limpiarlo y cargarlo con la energía de la persona que lo usará.
Lo curioso es que antes de viajar a Nueva York, decidí coger mi péndulo de mi altar y llevarlo conmigo. No tenía intención de usarlo, fue uno de esos impulsos que tuve. Me escuché, lo empaqué y cuando recibí la imagen del péndulo entendí para qué lo usaría. Cuando llegué a Nueva York lo dejé en la mesita de noche de Jairo olvidándolo por completo.
Antes de usarlo, hicimos un pequeño círculo de mujeres de forma espontánea, sobre la cama de mi hermano donde dormían mis padres (como comenté anteriormente, su cama se convirtió en nuestro santuario), donde lloramos y reímos recordando sus chistes y bromas. Ese encuentro entre nosotras fue un momento muy especial para mi, y creo que para ellas también. Nunca había hecho un círculo de mujeres con mi madre y mis hermanas, y menos en un momento de tanta vulnerabilidad para nosotras. La energía estaba a flor de piel y estábamos abiertas a recibir toda la información que viniera del otro plano.
Lo bonito de esta experiencia, es que el círculo surgió de una forma espontánea y muy fluida. Como en cualquier otro círculo, empecé con una apertura para invocar a todos nuestros ángeles, maestros y guías personales para pedir permiso y protección. Seguidamente, antes de usar el péndulo, hicimos una actividad de conexión profunda entre nosotras. En esa actividad, me di cuenta que a mi madre le costaba mucho mantener la mirada fija con sus hijas. Sentía que estaba incómoda pero a la vez emocionada por la energía que estamos creando las cuatro juntas.
De alguna forma sentí que toda esta belleza y sensaciones que se estaban creando en ese círculo era un regalo que mi hermano nos estaba haciendo. No se como explicarles esto, pero fue otra de esas sensaciones que no tienen explicación y que por dentro le agradecí.
Comenzamos con el péndulo de una forma muy intuitiva. Primero mi madre y así en el sentido de las agujas del reloj. Una hacía una pregunta y cuando el péndulo nos daba la respuesta seguíamos a la siguiente tomando turnos, y así hicimos varios turnos.
Cuando llegábamos al punto de plena concentración, mi padre entraba a la habitación y nos distraía. Mi madre se enfadó con él por entrar y salir de la habitación, haciendo ruido, abriendo cajones cerrando armarios. No respetaba ese espacio que habíamos creado y lo que estábamos haciendo. Mi madre y yo le tuvimos que decir que por favor terminara de hacer lo que venía a hacer a la habitación para poder seguir. Yo sentía que una parte de él quería saber, quería preguntar, quería estar ahí, pero no quería admitirlo. Se lo llegué a proponer, pero al ver que no había manera, puse límites y orden y le dije asertivamente que no volviera a entrar, y que para nosotras esto era importante. Solo queda decir que las respuestas que recibimos nos trajo más claridad, tranquilidad, y algo de paz a nuestras almas rotas.
Mi madre recibió el “sí” para su pregunta: ¿Estaría él de acuerdo con la idea de que mi madre fuese a visitar a la chica con la que él estaba la noche que falleció. Mi madre lo deseaba para saber cómo fueron sus últimas horas de vida. Pero a la pregunta de si estaría bien repartir un poco de sus cenizas en unos colgantes que ella quería comprar para cada una de nosotras, la respuesta fue “no”. Mi madre lo respetó aunque deseaba tener sus cenizas cerca de su corazón en este colgante. Meses después nuestra madre nos regaló estos colgantes grabados con una frase dedicada a el.
Esa experiencia de conexión que tuvimos entre nosotras, la llevaré en mi corazón para siempre. Tras la experiencia, tuve claro que les regalaría a las tres un péndulo en las navidades de ese año que compartiríamos juntos en Colombia, y así fue.
El Homenaje en Video que le hice a mi Hermano
El día antes del velatorio de mi hermano, Ana, la que era su esposa, me pidió si le podía hacer un video para homenajear a mi hermano en el velatorio que haríamos al día siguiente. Se trataría de un video con fotos y alguna canción bonita para honrar lo que fue su vida. Me lo pidió porque sabía que a mi siempre me ha gustado hacer este tipo de videos. Ella se encargó de todos los detalles de su funeral y cremación. Mi hermano y Ana estaban separados desde hacía casi un año, aunque todavía se querían y probablemente hubieran vuelto a estar juntos, si esta tragedia no hubiese ocurrido. No tuvieron hijos, pero los dos perros que tenían, y que también fallecieron en el accidente, eran como sus hijos. A mi hermano le tocaba tenerlos ese fin de semana.
Para Ana esto fue devastador porque había perdido a 3 seres queridos. Aparte del video de homenaje, Ana quiso imprimir varias fotos de Jairo y de los perros en formato grande para ponerlas en la sala donde se haría el velatorio.
A mi siempre me ha encantado hacer este tipo de homenajes en video y contar la vida de una persona con fotos y videos, pero nunca pensé que tendría que hacer uno para mi querido hermano. Sobra decir que esta tarea fue extraordinariamente difícil para mi. Fue el video más triste que he tenido que hacer. En varias ocasiones sentí que no podía seguir viendo todas esas fotos y videos según lo editaba. Cuando empezaba a escuchar la canción que había elegido y a ver todas sus fotos me derrotaba la tristeza, nunca habia llorado tanto en mi vida, sentía que mi corazón se encogía y no podía respirar. Pero a la vez quería que mi hermano tuviese su homenaje. Mi madre sufría al verme en frente del computador con los auriculares viendo cómo me rompía por momentos. Ella me decía que lo dejará que no continuará porque no podía verme sufrir de esa forma. Mis hermanas también me lo pedían.
Ya era tarde en la noche y a la mañana siguiente teníamos el funeral. El video no estaba para nada terminado. No me gustaba como estaba quedando, quería contar su historia desde la niñez. Fue entonces cuando cogí fuerzas desde donde no las tenía, y les pedí a todos que me acompañaran para poder terminarlo.
Estuvimos hasta las 4 de la mañana juntos. Todos se desvelaron para poder acompañarme mientras yo cogía fuerza entre momentos creativos y momentos de llanto. Nos consolamos y nos hacíamos compañía entre todos… Eran muchos los recuerdos que surgían con cada foto que incluía. Mis hermanas y sobrinos me ayudaron a buscar y elegir fotos acordes con las canciones que había elegido. Les pedía que me buscaran fotos de momentos específicos y a la vez revivíamos todas las anécdotas.
Al final, aunque pensé que nunca lo terminaría, hice dos videos: Uno con una canción en inglés que le gustaba a él, y el otro con una canción en español que supe desde el primer momento que le quería dedicar de parte de toda su familia.
Recuerdo esa noche como una de las más difíciles que tuve que vivir esa semana. Sin embargo, también pudimos hacer un recuento de su vida entre todos, que sirvió de homenaje privado en familia y al día siguiente nos permitió compartirlo con todas las personas que le quisieron.
El día anterior nos informaron que el ataúd estaría cerrado por que el accidente fue de tal intensidad que no hubo manera de arreglar el cuerpo para ser visto. El no poder ver a su hijo afectó mucho a mis padres, especialmente a mi padre. Él necesitaba ver a su hijo… Sentí que con el video vería a su hijo sonriendo y disfrutando su vida, como era él, y así todos le recordaríamos de esa forma. Sabía desde lo más profundo de mi ser que mi hermano estaría feliz por este homenaje, y para mi absoluto asombro, así me lo hizo saber al día siguiente en pleno velatorio.