
La Magia de la Muerte
Relatos Personales sobre la Transición de mi Hermano
Relato 6
Mi Madre Encuentra a Jazmín
Horas antes del accidente, mi madre estuvo hablando con mi hermana Jessy por video llamada. Eran ya sobre las 12:00 de la noche cuando llegaron Jay y Jazmín a casa. Jazmín es la chica con la que mi hermano salió la noche del accidente. Mi hermano saludo muy cariñosamente a mi madre mientras preparaba dos copas. Ella, como buena madre, hizo que le prometiera que no conduciría esa noche si bebía alcohol. El le dijo que no se preocupara y con una sonrisa se despidió con un “I love you…” sin saber que esa sería la última vez que se verían en vida. Les cuento esto ya que el hecho de que su hijo le hizo caso fue importante para mi madre.
Esa noche mi madre trabajó hasta bien entrada la madrugada porque al día siguiente tenía que entregar una tarta muy elaborada para un evento. Se fue a dormir alrededor de la hora en que mi hermano tuvo el accidente. De repente, al entrar a su habitación, sintió lo que parecía un fuerte ventarrón. Pensó, que seguramente la ventana estaba abierta, o que podría ser el ventilador, pero vio que las ventanas estaban cerradas y el ventilador apagado. Para ella la sensación fue parecida a cuando alguien pasa al lado tuyo muy de prisa. Le pareció una sensación rara, aunque no se asustó, y como estaba tan cansada se fue a dormir, sin pensar más en ello. Al día siguiente, al enterarse de la trágica noticia, recordó aquel viento en la habitación, y sintió que había sido la energía de su hijo que había venido, tras su transición justo después del accidente.
De vuelta en Nueva York, mi hermana menor se encargó de buscar a Jazmín. Ella no la conocía, solo se vieron durante unos breves instantes esa noche. Nadie de la familia la conocía porque hacía poco que estaban saliendo. Solo sabíamos su nombre. Mi madre quería conocerla para preguntarle cuáles habían sido las últimas palabras de su hijo, que estaba haciendo, y cómo fue el accidente. Mi madre tenía muchas preguntas.
Como comenté en el relato del péndulo, una de las preguntas que mi madre tenía para el péndulo era si mi hermano aprobaba que ella fuese a verla, y el péndulo indicó la respuesta afirmativamente. Pensábamos que podríamos encontrarla en el hospital, seguramente ella seguiría ahí. Pero averiguamos que ya le habían dado el alta, y no nos podían dar información personal sobre su paradero. Mi madre estaba muy desanimada.
Intentamos buscarla en el facebook de mi hermano, pero no la encontramos ahí. Estaba siendo difícil encontrarla, hasta que al día siguiente, mi hermana menor, Jessy encontró en la tableta de mi hermano toda la información de Jazmín. Su dirección, y el trayecto de GPS que quedó grabado esa noche cuando él fue a recogerla a su casa para salir a cenar. Lo que es verdaderamente increíble es que Jessy ya había buscado esta información en la tableta, y no había logrado encontrar nada hasta esa mañana.
Mi madre pudo ir al Bronx a conocerla para saber cómo estaba su hijo ese último día. Llegó al edificio donde vivía ella, pero no tenía el número del apartamento, por lo que tuvo que llamar uno por uno. Mi madre, con un ramo de flores en mano, finalmente encontró a Jazmín, quien la recibió muy amablemente. A Jazmín la tuvieron que operar del hombro, pero a los pocos días le dieron el alta. Estaba perfectamente saludable. Todavía aturdida por lo que había pasado, le contó a mi madre que mi hermano la había invitado a cenar para celebrar su cumpleaños, luego fueron a casa de mi hermana, que es donde mi hermano estaba viviendo por unos meses tras su separación. Le dijo a mi madre que mi hermano le había dado las llaves del coche y le pidió que ella condujera, porque él se sentía muy cansado. También le sorprendió que se llevó a sus perras. Dado lo tarde que era, ella le contó que le preguntó a mi hermano, “¿Porqué te quieres llevar a las perras?” Y el solo le contestó que quería llevárselas con él.
Y así fue, ella condujo, no había casi tráfico en la autopista. Mi hermano estaba viendo sus mensajes en el móvil, en silencio, con su asiento casi totalmente reclinado. De repente, Jay le dijo. NOS VAN A DAR…. Y ella asustada le preguntó ¿¡Cómo que nos van a dar… dónde!? Ella no vio el coche que venía. A partir de ese momento no recuerda lo que pasó. Le dijo a mi madre que sintió una sensación como si flotara, luego escuchaba a personas hablar a lo lejos. Eran los policías que le decían que no se preocupara, que estuviera tranquila, que ya la iban a sacar.
Quiero que quede claro en este relato que Jazmín no tuvo la culpa del accidente. El coche que les chocó venía a toda velocidad por el lado contrario de la autopista. El hombre que conducía estaba drogado... Es fácil pasar horas revisando inútilmente cada paso que dio mi hermano, pensando en las decisiones que hubieran podido cambiar este trágico desenlace.
Jazmín también le contó a mi madre, que su abuela, con quien ella vivía, esa misma noche, había tenido un sueño que le alertó de un peligro. Su abuela preocupada intentó llamarla varias veces sin éxito. Su teléfono estaba apagado. La abuela, aunque preocupada, se volvió a dormir, y volvió a soñar, ahora con un ángel que le decía que no se preocupara, que su nieta iba a estar bien. Tras ese sueño, la abuela se despertó y volvió a preocuparse. Llamó a su nieta de nuevo, y el teléfono seguía apagado… A la mañana siguiente, le informaron que su nieta había tenido un accidente, que estaba en el hospital, y que el muchacho con el que iba en el coche había fallecido.
Antes del regreso de mi madre a Colombia, la abuela de Jazmín llamó a mi mamá para darle el pésame y para decirle que el ángel que ella había visto en su sueño esa noche había sido mi hermano. Ella no lo conocía, pero después de ver su foto lo reconoció. En su sueño lo vio como un ángel que venía a decirle que su nieta estaría bien. La abuela también le dijo a mi madre que mi hermano estaba bien.
Mi Primer Sueño Lúcido con mi Hermano
En estos relatos compartiré algunos de los sueños lúcidos que he tenido con mi hermano. No suelo recordar bien mis sueños, de hecho, tengo la sensación de que no sueño mucho, pero al despertarme, cuando me doy cuenta que he soñado, normalmente se trata de un sueño lúcido que guarda un significado para mi.
Cada noche, al irnos a dormir, de alguna forma “morimos” y accedemos al otro plano. Muchas personas tienen miedo de la muerte, sin darse cuenta que transitamos en ese otro plano todas las noches. Cuando dormimos, nuestro cuerpo astral puede dejar nuestro cuerpo físico e incluso viajar en la dimensión donde viven las almas de las personas que ya no están en la tierra. Se accede a este plano también cuando alguien está en coma o bajo los efectos de ciertas sustancias. Las mujeres en su fase menstrual o premenstrual acceden a estos planos con más facilidad. Por eso honro a mi menstruación, por esas benditas conexiones que me regala cada mes.
Este sueño fue el primero que tuve con mi hermano. Lo tuve una semana después de haber llegado a NY, al día siguiente de la experiencia con la mariposa, y un día antes de mi regreso a España. La noche en la que tuve este sueño, fue la única en la que pude dormir de forma seguida de todas las noches que pasé en NY. Ya no podía más y caí rendida. Tanto así, que me desperté tarde en la mañana siguiente. Me despertó el ruido que hacían mis sobrinas en la habitación. Mi hermana mayor entró a la habitación, y sobrecogida por la emoción llamó a mi madre. Quería contarnos lo que ella misma había sentido esa noche, y un sueño que mi otra sobrina Saiya también había tenido con mi hermano.
Por mi parte, yo me sentía descansada y agradecida de haber dormido toda la noche, pero también me preguntaba porque no había sentido a mi hermano esa noche. Al escuchar a mi hermana que hablaba del sueño de mi sobrina, de repente me di cuenta que yo también había soñado con él. Los detalles me llegaron de repente. Interrumpí a mi hermana, y con una mezcla de entusiasmo y nerviosismo, compartí el sueño que yo también tuve con Jairo. Fue como si una voz interior me hubiese recordado todo el sueño en ese momento. Agarré mi móvil para grabar los detalles que de repente llegaban claramente a mi mente. Empecé a explicárselo a mi hermana, a mi madre y a las niñas que también estaban ahí. Así fue el sueño:
Estábamos toda su familia y sus amigos más cercanos. Éramos mucha gente e íbamos todos de paseo a un lugar. No estaba claro cuál era el lugar, podría ser en Colombia, no parecía ser en Estados Unidos. Era un lugar desconocido para todos. En el sueño sabíamos que Jairo había fallecido. Sin embargo, no estamos tristes. Todos caminábamos. Unos iban más atrás, otros mucho más adelante, y así íbamos conversando y disfrutando. Yo andaba en la mitad del grupo, esperando a los que se habían quedado atrás. De lejos veía a una prima de mi madre que venía despacio hablando con ella. Más atrás había más gente. Todas eran personas conocidas.
Mientras caminaba, llevaba mi flor violeta en la mano. La misma flor que él me regaló en su último adiós. (Más detalles en el relato de la flor violeta) También iba con una falda y un top que enseñaba mucho escote, (lo cual es raro porque no suelo ponerme ese tipo de ropa). En el sueño, iba tapando el escote con la flor.
Un buen amigo de mi hermano, un chico moreno y alto llamado Greg, vino hacia mí y me abrazó. No me dijo nada pero sentí que me daba el pésame al verme caminando con la flor violeta. Después de ese abrazo espontáneo seguimos caminando. En frente, habían unas escaleras anchas que nos llevaban a lo que parecía un restaurante. La calle que llevaba a las escaleras era empinada. En ese momento perdí de vista a las otras personas que iban delante. Estaba un poco preocupada de que luego no nos pudiéramos encontrar. De repente, baja una mujer por esas escaleras. Era la mesera de ese restaurante que estaba arriba. Se me acercó y me dijo: Todos están arriba, quiero saber cuántos serán en total, para preparar una mesa. Este lugar parecía un restaurante y también parecía una discoteca. Mi hermano disfrutaba mucho salir a restaurantes y a bailar.
Cuando la mujer me dijo esto, yo le respondí que le avisaría al resto que venían atrás y que nos encontraríamos arriba. Yo me quedé al pie de las escaleras esperando a que todos fueran llegando para avisarles que subieran. De repente entre las personas que subían y bajaban, de lejos vi a un chico alto y muy guapo que se parecía a mi hermano. No le quité la mirada mientras bajaba entre la multitud y cuando finalmente llegó abajo, vi que era mi hermano. Lo vi sonriente y feliz. Estaba guapísimo como era él. Bajaba como si viniera de la discoteca. Con absoluto asombro y la voz quebrantada le dije, ¿Jay? El se acercó, y sin decirme nada me dio un abrazo mientras yo sostenía la flor. Luego agarró la flor y le dio un beso. Yo en el sueño sabía que él había fallecido, por eso al principio, cuando le vi de lejos, pensé que era otra persona que se parecía a él. El acto de darle un beso a la flor en el sueño confirmó que la flor violeta era su regalo para mi.
Luego, él siguió su camino... y de repente, me encontré de nuevo con su amigo Greg, que estaba al comienzo del sueño. Y yo le pregunté en inglés nerviosa y todavía impactada, si había visto lo que acababa de suceder. El me respondió también asombrado “Yes, Yes”. Los dos intentamos buscarlo entre la multitud que iba bajando por la calle. De repente vimos un perro grande, flaco, y con un hocico largo que nos miraba de una forma fija y profunda y a la vez amorosa. Sentí que ese perro transmitía la esencia de mi hermano. Mi hermano amaba a los perros, los dos perros que fallecieron junto con él en el accidente eran como sus hijos. Sin embargo, este perro no se parecían a los suyos. El perro se esfumó de repente y me desperté.
La noche antes, había colgado la flor hacia abajo para secarla. La puse al lado de la cama donde dormía. Mi intención era llevarla conmigo a Mallorca. Mientras terminaba de contar el sueño a mi familia, me di cuenta que la flor ya no estaba colgada donde la había dejado. Mi primera reacción fue preocuparme. Al no ver la flor donde la había dejado, interpreté que mi hermano me estaba diciendo que ya no era necesario llevarme esta flor muerta, que la flor ya había cumplido con el objetivo de conectarnos y de confirmar el mensaje con el beso del sueño. Preocupada le pregunté a las niñas si sabían donde estaba mi flor. Al final la encontré en el suelo entre sus juguetes.
En definitiva sentí que ese sueño fue un regalo de despedida de mi hermano para confirmarme el significado de la flor. Y así como le habíamos despedido, él también vino a hacerlo. Sentí un profundo agradecimiento por ese regalo.
Al día siguiente de tener este sueño regresé a España con el corazón encogido por dejar a mi familia, pero sabiendo que en unos pocos meses nos volveríamos a encontrar en Colombia para estar juntos en las fiestas navideñas. También sabía que mi hermano estaría siempre conmigo (con nosotros) y que en España y en Colombia seguiríamos teniendo experiencias reveladoras y hermosos sueños lúcidos con el. Y así fue.