Durante mucho tiempo he acompañado a niños y niñas en sus primeros años. He presenciado como crecían y maduraban y como pasaban de ser hijos únicos a tener hermanitos. Y así, tambien tuve la oportunidad de ver como sus padres vivían estos procesos y transiciones. Creo que en todos estos años algo dentro de mí se fue despertando, y la certeza de que esos cambios debían ser acompañados crecía como esos niños. Ya en la escuela hacíamos nuestros pequeños rituales de paso y en mis viajes a otros países descubrí que ya se hacían desde tiempos remotos en culturas ancestrales.

Siento que estas ceremonias son importantes porque el acompañamiento en las distintas transiciones de nuestra vida nos empodera para caminar lo nuevo y desconocido que se nos presente. Porque hace que valoremos cada etapa por la que pasamos y por la que pasan los demás, dandole importancia a los pequeños detalles.